
No es el único. Y no es tampoco la primera vez. Algunos no pueden entender que el Papa quiera ser visto por la gente. Y son precisamente esos, quienes critican una supuesta actitud de "papolatría" en los católicos, los que dejan reflejar en sus sentencias su "papafobia". Son los que quieren dejar de lado la importancia de su primado y su magisterio los que tachan de idolátricos a quienes no piensan como ellos. Lejos de las elucubraciones sobre la salud del Pontífice, el debate que se ha creado sobre el uso del "carrito" -como lo llaman algunos en Italia- no es sino un atajo para volver a criticar a Benedicto y el amor que le tienen los católicos. Y eso, a algunos, les da dolor de tripas.
Yo no veo mal que el Papa se dirija al altar de la basílica de San Pedro subido a esa plataforma. Además así me recuerda a Juan Pablo II. No es la silla gestatoria, a la que muchos quieren equiparar. Ni mucho menos el autobús que llevaba a la selección española a celebrar sus triunfos por las calles de la capital mientras miles de personas aclamaban a su paso. Quizás eso sí que tiene matices de idolatría. Pero como no se trata del Papa, es mejor no criticar ese tipo de celebraciones.
Yo no veo mal que el Papa se dirija al altar de la basílica de San Pedro subido a esa plataforma. Además así me recuerda a Juan Pablo II. No es la silla gestatoria, a la que muchos quieren equiparar. Ni mucho menos el autobús que llevaba a la selección española a celebrar sus triunfos por las calles de la capital mientras miles de personas aclamaban a su paso. Quizás eso sí que tiene matices de idolatría. Pero como no se trata del Papa, es mejor no criticar ese tipo de celebraciones.
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