domingo, 30 de octubre de 2011

Las vergüenzas de la Iglesia

Es el típico argumento al que echan mano los que se muestran hostiles a la Iglesia: "¡Cuántas canalladas habéis hecho a lo largo de la historia!" Inquisición, guerras santas, intervenciones de poder, curas pedófilos... forman parte de las vergüenzas de la Iglesia. Es verdad. No podemos ocultarlo, ni mucho menos negarlo. Hasta Benedicto XVI lo ha afirmado el pasado jueves en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo celebrado en Asís: "Quisiera decir como cristiano: sí, también en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo reconocemos llenos de vergüenza".

Motivos para sentir repugnancia hay varios -y esperamos poder hablar de ellos en nuestro blog-. Sin embargo, también hay que reconocer que, si bien hubiera sido mejor no haber tenido que hacerlo, la Iglesia siempre lo ha reconocido y ha sabido pedir públicamente perdón. Así lo manifestó más de una vez públicamente Juan Pablo II. Benedicto XVI ya ha expresado a viva voz su oposición y deseos de acabar con la plaga de la pedofilia en la Iglesia y ha manifestado su oposición a la violencia a la que ha recurrido la Iglesia a lo largo de la historia. La Iglesia se ha equivocado y ha sabido pedir perdón.

Un perdón que tantas veces es silenciado y no reconocido por quienes sacan a la luz una y otra vez los pecados de los clérigos en la historia. Sin embargo nunca se manifiestan contrarios a quienes han cometido otros crímenes y sin ningún tipo de escrúpulos no han pedido perdón. ¿O alguien ha oído las disculpas de Bin Ladem o los asesinos de ETA, ahora que se habla tanto de ellos? A ellos se les quiere dar una oportunidad sin un mínimo de arrepentimiento. A la Iglesia, que avergonzada se disculpa, se le sigue tachando de asesina.

jueves, 27 de octubre de 2011

"Otra vez entrometiéndose donde no deben..."

Las declaraciones del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ante el anuncio del "cese definitivo de la actividad armada" de la banda terrorista ETA han vuelto a hacer saltar las alarmas: "¡Ya están otra vez los católicos metiéndose donde no deben! ¿Por qué se entrometen en política? ¡Qué se ocupen de sus asuntos y nos dejen a los demás resolver los asuntos políticos!" La misma canción de siempre cantada en un nuevo tono y en una verbena diferente. Pero si los cristianos viven en medio del mundo, digo yo que también ellos tienen una palabra que decir al mundo, porque, si bien no se identifican con las cosas del mundo, sí participan de ellas, como bien afirmaba ya la famosa carta a Diogneto en el siglo II. Y por tanto, también pueden y deben opinar.

Las reglas del juego democrático afirman que todos somos iguales en la sociedad civil. Que todos tenemos los mismos derechos y la misma capacidad de opinar. Lo que pasa es que los que no piensan como yo desearían que no abriera la boca. Sobre todo si la boca de quien habla es la de la Iglesia católica. Pero si los cristianos participan en la vida política y critican algunas injustas situaciones no lo hacen para defender valores confesionales, sino para llevar adelante una vida común más justa y humana, aspecto que incumbe a todos los hombres y no solo a los católicos, como bien afirma la Congregación para la Doctrina de la fe.

Le pese a quien le pese, los católicos también formamos parte de la sociedad española. Igual que el nacionalista vasco o mi vecino el comunista. A ellos nadie les niega el derecho al voto y a la opinión. Al católico, sin embargo, sí. En lo que opina la Iglesia sobre la vida política no hay nada grave. Lo grave es que algunos intenten silenciar su voz en una aparente "sociedad democrática".

lunes, 24 de octubre de 2011

De papolatrías y papafobias

Desde que el pasado domingo 16 de octubre el Papa Benedicto utilizó en la misa para la nueva evangelización la plataforma que usó Juan Pablo II en los últimos años de su vida, cuando las fuerzas y la enfermedad hacían estrago en él, no se han dejado de suceder comentarios al respecto, tanto para bien o para mal. Leyendo hoy el Vatican Insider he encontrado un artículo de Andrea Tornielli que reprocha un post del vaticanista Aldo María Valli, donde se critica duramente la utilización de esta plataforma móvil por considerar que fomenta la idolatría hacia la figura del Papa. "El pastor es uno que camina a la cabeza y al lado de su rebaño; el pastor no debe ser transportado sobre una camilla, como un príncipe o un faraón", sentencia Valli.  

No es el único. Y no es tampoco la primera vez. Algunos no pueden entender que el Papa quiera ser visto por la gente. Y son precisamente esos, quienes critican una supuesta actitud de "papolatría" en los católicos, los que dejan reflejar en sus sentencias su "papafobia". Son los que quieren dejar de lado la importancia de su primado y su magisterio los que tachan de idolátricos a quienes no piensan como ellos. Lejos de las elucubraciones sobre la salud del Pontífice, el debate que se ha creado sobre el uso del "carrito" -como lo llaman algunos en Italia- no es sino un atajo para volver a criticar a Benedicto y el amor que le tienen los católicos. Y eso, a algunos, les da dolor de tripas.

Yo no veo mal que el Papa se dirija al altar de la basílica de San Pedro subido a esa plataforma. Además así me recuerda a Juan Pablo II. No es la silla gestatoria, a la que muchos quieren equiparar. Ni mucho menos el autobús que llevaba a la selección española a celebrar sus triunfos por las calles de la capital mientras miles de personas aclamaban a su paso. Quizás eso sí que tiene matices de idolatría. Pero como no se trata del Papa, es mejor no criticar ese tipo de celebraciones.

sábado, 22 de octubre de 2011

Wojtyla y las mujeres

Celebramos hoy, por primera vez, la fiesta litúrgica del beato Juan Pablo II. Y hoy me gustaría hablar de él en "The Vatican from the Outside", haciéndolo desde uno de esos prejuicios contra su persona que quizás en España no son tan extendidos, pero sí en Italia. Me refiero a la "misteriosa relación" de Juan Pablo II con Wanda Poltawska, una psiquiatra polaca que encontró en Wojtyla un importante apoyo personal y espiritual después de su salida del campo de concentración de Ravensbrueck, donde soportó las atrocidades de los nazis durante cuatro años.

Ha sido especialmente insistente con este asunto el periódico italiano "La Stampa", queriendo levantar sospechas sobre la idoneidad o no de la beatificación del Papa polaco quien, sostienen, habría tenido una relación muy especial con esta mujer.  Pero nada más lejos de la realidad. Poltawska, tal como ha afirmado el que fuera su secretario personal durante años, monseñor Dziwisdz, la polaca no era distinta al resto de amigos con quienes el Papa mantenía una especial relación postal, también durante los años de su pontificado, criticando así su resolución de publicar un libro con la correspondencia que mantenía con el Papa.


Es verdad que se llamaban entre ellos "hermanitos" y que han mantenido una relación especial. Pero nada hay ahí que lleve a pensar en un freno a la santidad del polaco. Juan Pablo II era muy amigo de sus amigos y seguro que, junto a Wanda, ha aprendido a valorar el papel de la mujer en el mundo y en la Iglesia, a descubrir en ella el "genio femenino", a escucharla con el corazón abierto y a darle las respuestas que estaba buscando, como buen sacerdote y director espiritual que era. Creo que en el fondo de la polémica está el deseo de buscar por todos los medios un freno al proceso de canonización de quien es, a los ojos de tantos y tantos católicos del mundo -entre los que me encuentro- un auténtico santo.

domingo, 16 de octubre de 2011

Las riquezas del Vaticano

En el pensamiento colectivo se ha quedado fijado esa idea de que el Vaticano es uno de los Estados más ricos del mundo, a pesar de ser el más pequeño. Uno no sabe de dónde vienen estas acusaciones pues, si se analiza la cuestión en detalle, nos daremos cuenta cómo el presupuesto económico de la Santa Sede es mucho menor al que mueve el fútbol en España. 

El italiano Vittorio Messori ha indicado ya hace años cómo el presupuesto de la Santa Sede era menos de la mitad del que los italianos destinan a pagar a sus diputados y senadores. Ello a pesar de que el Vaticano debe mantener las cuatro basílicas mayores de Roma, las más de ciento cincuenta nunciaturas que posee por todo el mundo, las decenas de Congregaciones y los más de dos mil seiscientos empleados que trabajan al servicio de la Santa Sede. Lejos queda, por tanto, la idea de que el Vaticano maneja cifras exorbitantes hasta el punto de que, con lo que gasta en un año, se podría acabar con el hambre en el Cuerno de África.

Con lo que quizás sí se podría acabar la pobreza en África es invirtiendo el dinero que maneja el fútbol en nuestro país. Casi 2.200 millones de euros de ingresos frente a los 245 millones que entran a la Santa Sede cada año. Sin embargo, es mucho más fácil decir que sea la Iglesia quien venda sus obras de arte a ser yo quien me quede sin partido para salvar a los pobres negritos. Cosa que por el contrario sí hace la Iglesia. Cáritas española, por ejemplo, invirtió más de 247 millones procedentes del bolsillo de los católicos en obras sociales. Así que la vieja idea de que el Vaticano maneja riquezas infinitas debe ser matizada. Es verdad que posee un amplísimo patrimonio; patrimonio que, por otro lado, invierte en miles de puestos de trabajo y que, de venderse, no acabaría con el hambre en África, sino que enriquecería a unas pocas multinacionales en grado de comprarlo, dejando oculta en un museo una obra de arte que hoy es visible a los ojos de todos.

jueves, 13 de octubre de 2011

The Vatican from the outside

Hoy pongo en marcha un nuevo blog: "The Vatican from the outside". Porque esta recién nacida bitácora pretende ser una voz crítica para todos aquellos que hablan de la Iglesia y del Vaticano desde fuera, desde la lejanía, muchas veces sin tener la más remota idea de lo que significa esta institución en sí misma y en el corazón de los más de mil cien millones de personas que pertenecen a ella. 

Muchas películas han favorecido también
la difusión de estos estereotipos
Son muchos los que, desde las más variadas azoteas hablan de la Iglesia sin tener el más mínimo conocimiento de la misma, favoreciendo tantas veces, en la opinión pública, una imagen distorsionada de una institución con dos mil años de historia. Periodistas, actores, panfletos, propaganda y así un largo etcétera. Como sacerdote católico yo no puedo quedar indiferente. Por eso me lanzo a dialogar con el mundo actual a través de las nuevas tecnologías, intentando corregir -en la medida de mis posibilidades y siempre desde el respeto hacia aquellos que no piensan como yo- las deficiencias y distorsiones que en el imaginario colectivo se han creado sobre la Iglesia católica, el Papa, los obispos o el Vaticano. 

La Iglesia es quizás el objeto sobre el que más se rumorea hoy en día, para bien o para mal, con conocimiento o sin él. Sin embargo, pienso que el rumor se tiene que ver liberado muchas veces de estereotipos que van entorpeciendo la realidad del objeto. ¿Cuántos hoy en día sentencian que la Iglesia es machista u homófoba? ¿Cuántos piensan que el Vaticano maneja millones exorbitantes? ¿Y cuántos saben de la realidad de estas afirmaciones? ¿Cuántos conocen el papel específico de la mujer en la Iglesia; el porqué de la defensa del amor y del matrimonio natural; las cifras de la economía vaticana, tantas veces dedicada al servicio de los pobres que genera una sociedad capitalista? Este blog intentará por tanto analizar cada uno de estos estereotipos, intentando dar una respuesta a cada una de estas cuestiones. 

Y si tú eres de los que desea conocer más en profundidad lo que del Vaticano se dice desde fuera y lo que es en realidad, no dejes de seguir nuestro blog. ¡Bienvenido a "The Vatican from the Outside"!