viernes, 23 de marzo de 2012

¿Viaje apostólico o campaña electoral?

Es indudable, a los ojos de los católicos, que la visita del Papa a México y a Cuba, que arranca hoy, supondrá un hito en la historia de la Iglesia de aquellos países. Benedicto XVI viaja para confirmar en la fe, como sucesor de Pedro, a los hombres que, en medio de un ambiente problemático -el narcotráfico, la violencia, la falta de libertades-, intentan ser fieles a Jesucristo. 

¡Pero qué distintos son estos objetivos en las noticias de los medios de comunicación! El País se afanaba hoy por demostrar que el de Benedicto es un viaje "electoral" para apoyar al candidato de derechas. Por eso -aseguran- no viaja a Mexico DF, por ser la capital gobernada por la izquierda. Luis Prados, el periodista, parece que todavía no se ha enterado de qué va la cosa. El Papa no va a la capital por razones de salud. Ya tuvo problemas de tensión arterial por la altitud cuando visitó la ciudad mientras era todavía cardenal. Y ahora, con casi ochenta y cinco años, no creemos que su corazón haya rejuvenecido. Y menos -supongo- con los ataques que le llegan por todos los frentes.

Prados también se ha atrevido a manipular las palabras del Papa a los periodistas durante su viaje a Guanajato.  Según el periodista, la Iglesia es la que ayudará a superar "sin traumas" el marxismo cubano porque "ya no sirve". Y no es del todo cierto. En primer lugar, el Santo Padre ha asegurado que "la Iglesia no es un poder político". Por tanto, no tiene ninguna autoridad para realizar ningún cambio político en la isla. En segundo lugar, ha afirmado no que el marxismo "ya no sirve", sino que "no responde a la realidad" y, por tanto, "hay que construir" un nuevo "modelo de sociedad", "hay que construir nuevos modelos con paciencia, de forma constructiva". Y en este ámbito la Iglesia, como "realidad moral", desea "dialogar para evitar traumas". 

Los de El País son considerados como el paladín del rigor periodístico en España. Nada más lejos de la realidad. Ya esta semana la Conferencia Episcopal ha denunciado la oposición del periódico a la rectificación de una noticia en la que mentía sobre la Iglesia, derecho sancionado por ley y que el diario se salta a la torera. Hoy la obstinación por manipular la información sobre la visita del Papa respalda nuestra tesis: el derecho a la información -al menos la religiosa- para El País, no es tal derecho. Todo un atentado a la profesionalidad periodística. 

lunes, 12 de marzo de 2012

"Manifestarse contra la Iglesia por Pascua"

La historia se vuelve a repetir. Aunque con diverso motivo y con inspiraciones distintas, el objetivo es el mismo: oponerse a la Iglesia católica. Me refiero a la manifestación atea de la que ha dado cuenta el diario ABC. Si el año pasado dieron guerra con la idea de crear una "procesión atea", este año, los grupos de "ateos, anarquistas, radicales y antisistema", vuelven a la carga. En la presente edición abandonan en tono de "procesión" para hacer una "manifestación" con el lema "no más privilegios de mis impuestos. A las iglesias, cero".

Bajo mi punto de vista, estos que se llaman "ateos" tienen, en realidad, mucha fe en la Iglesia católica y en los sacros misterios del Triduo Pascual. O al menos saben intuir su importancia y aprovechar su fuerza. De hecho, la opinión pública solo sabe de ellos por estas fechas. Los pensamientos de estos muchachos solo salen a la luz pública cuando viene el Papa o cuando las calles se llenan de imágenes santas. Parece que necesitan la existencia de la Iglesia y de la fe católica para respaldar sus creencias. No sé ustedes, pero yo veo cierta incongruencia en sus exposiciones. 


Por eso se ha convertido en un ritual. Los mandamientos de la "iglesia laica" exigen también una serie de actos de culto y de piedad al menos una vez al año, por Pascua: comulgar con el radicalismo que se opone a que grupos de persona vivan su fe y sus creencias en medio de una sociedad que se dice democrática. Y si a eso añadimos la cuestión de los dineros -de los que ya hemos hablado en más de una ocasión- la polémica y la publicidad están garantizadas. Yo creo que estos señores no son ateos. Creen -y mucho- en la Iglesia. De hecho necesitan constantemente de ella. Si no existiera la Iglesia -con sus eventos y ritos, su acción social y cultural- nunca saldrían en los medios. Lo dicho. Los ateos, al menos los españoles, creen. 

domingo, 4 de marzo de 2012

Error IBI est

Algunos pensarán que les tengo manía porque critico mucho su modo de hacer periodismo. Pero no puedo no hacerlo. Su modo de presentar la información eclesial dista mucho de considerarse verdadero periodismo. Me refiero al diario Público. A pesar de que prescinden por falta de dinero de su edición impresa, están decididos a continuar su peculiar guerra antieclesial en internet. Esta semana, sobre el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del que la Iglesia católica parece librarse cual privilegiada sin igual. 

Los señores de Público aseguran que en España la Iglesia está en una situación de privilegio y que el Estado debería plantearse pedirle el IBI al igual que ha hecho Mario Monti para la Iglesia italiana, pues, afirman, son casos homólogos. El problema es que se equivocan. La situación española dista mucho de parecerse a la italiana. Basta con dar un paseo por Roma. Son muchas las instituciones eclesiales que tienen organizado una especie de negocio: conventos de monjas ofrecen sus habitaciones a los turistas y peregrinos que llegan a la ciudad; otras instituciones tienen creadas verdaderas empresas editoras de libros y periódicos; algunas otras organizan viajes por la ciudad. Incluso he sabido que algunas parroquias son propietarias de cines comerciales. Me parece lógico que esas instituciones, a pesar de ser eclesiales, deban pagar un impuesto por los ingresos que generan. 

Pero nada similar ocurre en España. La Iglesia española no paga el IBI al igual que no lo hacen otras instituciones sin ánimo de lucro, ONGs, patronatos y otras instituciones de servicio social sin ganancia económica. La Iglesia no debe estar en situación de privilegio, pero tampoco exigirle algo que no se le pide a sus verdaderos homólogos españoles. Es decir, que puede pagar impuestos por algunos de sus servicios -uno o dos pequeños museos diocesanos- pero no como la pardilla de turno. Lo que se exija a la Iglesia deberá hacerse a los otros. Público ha demostrado una vez más su modo de manipular la verdad. El error está en su modo de informar. De ahí que haya decidido jugar hoy con una sentencia latina: "Error IBI est", el error está ahí.