lunes, 19 de diciembre de 2011

Un árbol verde para un Papa verde

Paseando por Roma uno ve que la ciudad, en estos días de Navidad, ha cambiado radicalmente. También el pequeño Estado de la Ciudad del Vaticano, que luce un hermoso abeto natalicio en medio de la plaza San Pietro. El de este año, viene desde Ucrania. Es entonces cuando los ecologistas vuelven a lanzar su voz como todos los años contra este tipo de actos pues, como dicen, "no respetan la naturaleza". 

Pocos de ellos saben, sin embargo, que Benedicto XVI es uno de los grandes ecologistas de nuestro tiempo. Incluso algunos lo llaman el Papa Verde. Lo ha dicho en muchos de sus discursos. Y también, para dar ejemplo, lo ha llevado a cabo con obras que intentan disminuir las emisiones de CO2 en su pequeño Estado. En 2008 encargó cubrir el tejado del Aula Pablo VI de paneles solares para nutrir de energía  la ciudad del Vaticano, reduciendo así los equivalentes 225.000 kilos de anhídrido carbónico que se necesitarían para la obtención de esa misma energía. También se trabaja para la construcción de otra planta solar para calentar el agua o enfriarla, según la estación del año. 

La obsesión del Papa Benedicto por la ecología es tal que ha pedido ya investigar sobre la posibilidade de tener un papamóvil que funcione con energía solar. Y si a estos intentos por ahorrar energía añadimos los dos bosques húngaros que le han sido regalados en 2007, las emisiones de anhídrido carbónico del Vaticano han desaparecido, no contribuyendo a la contaminación del planeta. Resultado: CO2 igual a cero. Es el único Estado en el mundo que lo ha conseguido. El cuidado por la naturaleza compete a todos. Pero Benedicto ha hecho de esta tarea su bandera. Creo que es de derecho que también un Papa verde pueda disfrutar de su árbol verde. 

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