Es una excusa más para mostrar su rechazo al Papa Benedicto. Porque la liturgia es más que una simple pasarela de moda, como quiere hacer creer. Ratzinger es un amante de la liturgia y, por tanto, desea dar a la misma la belleza y la dignidad que le son propias, buscando los ornamentos que, a su parecer, son los más apropiados. La periodista, sin embargo, quiere llevar el hilo de su discurso a otro punto: el de la posibilidad de ver, dentro de poco, una lujosa tiara de oro y diamantes sobre la cabeza de Ratzinger. Y eso sí que sería todo un notición de "carcomanía" con el que muchos periodistas se frotarían las manos. Las predicciones del futuro no corresponden a los periodistas. Es una artimaña más para desacreditar al Papa liturgista. A estos "acreditados" periodistas que manipulan la información para defender tesis personales sí que me gustaría a mí mandarlos a "hacer puñetas".
domingo, 20 de noviembre de 2011
El Papa de las puñetas
Es una excusa más para mostrar su rechazo al Papa Benedicto. Porque la liturgia es más que una simple pasarela de moda, como quiere hacer creer. Ratzinger es un amante de la liturgia y, por tanto, desea dar a la misma la belleza y la dignidad que le son propias, buscando los ornamentos que, a su parecer, son los más apropiados. La periodista, sin embargo, quiere llevar el hilo de su discurso a otro punto: el de la posibilidad de ver, dentro de poco, una lujosa tiara de oro y diamantes sobre la cabeza de Ratzinger. Y eso sí que sería todo un notición de "carcomanía" con el que muchos periodistas se frotarían las manos. Las predicciones del futuro no corresponden a los periodistas. Es una artimaña más para desacreditar al Papa liturgista. A estos "acreditados" periodistas que manipulan la información para defender tesis personales sí que me gustaría a mí mandarlos a "hacer puñetas".
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