domingo, 20 de noviembre de 2011

El Papa de las puñetas

Sin duda Benedicto XVI no es Juan Pablo II. Son muchos los que han calificado a uno de tradicionalista y al otro de progresista "moderado". Y ese afán por difundir la idea de un Papa retrógrado y preconciliar se está acentuando con el tiempo. Ya vimos hace unos días cómo el uso de la plataforma en las celebraciones papales era considerado por algunos como una involución en la Iglesia. Pero es que esa idea por remarcar la tradición se exagera hasta el extremo y se examina con detalle hasta la "moda papal".

Así lo hace en el diario "El País" Lola Galán quien, dando debida cuenta de las ropas litúrgicas en la historia de la Iglesia, se apresura a hacer ver a sus lectores cómo al obispo de Roma le gusta vestir con puntillas y puñetas "que no se habían visto en el Vaticano en todo el siglo XX", para señalar así cómo Ratzinger no está a la altura de los tiempos modernos. Y precisamente este es su objetivo: "si el Papa utiliza puñetas -adorno de bordados y puntillas en las muñecas de las mangas de una túnica- es para mí un motivo para mandarlo a 'hacer puñetas'".

Es una excusa más para mostrar su rechazo al Papa Benedicto. Porque la liturgia es más que una simple pasarela de moda, como quiere hacer creer. Ratzinger es un amante de la liturgia y, por tanto, desea dar a la misma la belleza y la dignidad que le son propias, buscando los ornamentos que, a su parecer, son los más apropiados. La periodista, sin embargo, quiere llevar el hilo de su discurso a otro punto: el de la posibilidad de ver, dentro de poco, una lujosa tiara de oro y diamantes sobre la cabeza de Ratzinger. Y eso sí que sería todo un notición de "carcomanía" con el que muchos periodistas se frotarían las manos. Las predicciones del futuro no corresponden a los periodistas. Es una artimaña más para desacreditar al Papa liturgista. A estos "acreditados" periodistas que manipulan la información para defender tesis personales sí que me gustaría a mí mandarlos a "hacer puñetas".

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