domingo, 13 de noviembre de 2011

El Vaticano y la ciencia

Son muchos los que se han encargado de difundir, desde un tergiversado "caso Galileo", el prejuicio de que la Iglesia católica es contraria a los avances de la ciencia, convirtiéndose en un argumento típico de los "anticatólicos". La afirmación es falsa. El Vaticano es quien posee, por ejemplo, el observatorio astronómico más antiguo que existe en el mundo. La Iglesia fue la que, antes que Galileo, se interesó por descubrir el fenómeno de los astros que nos rodean. La Iglesia no se opone a la investigación, siempre y cuando sea coherente con el respeto a la dignidad de la persona.

Es por eso por lo que la noticia de que la Iglesia financia estudios sobre células madre se haya silenciado por los medios de comunicación españoles que sostienen que el Vaticano es hostil al progreso científico. Esta semana se ha desarrollado en Roma un congreso sobre la importancia de la investigación con células madre adultas, que tienen la enorme capacidad potencial de regenerar tejidos enfermos del organismo. Es por eso por lo que la Santa Sede está financiando estudios de este tipo, que se han demostrado mucho más eficaces que el uso de células madre embrionarias, que generan tumores en los pacientes a los que se implantan y no respetan la dignidad del embrión humano. El medicamento AMR-001, creado por la empresa médica norteamericana NeoStem y financiado por el Vaticano, se muestra capaz de regenerar el corazón de un paciente que ha sufrido un infarto a partir de células estaminales.

Queda así manifiesto que la fe no es contraria al progreso científico. El uso de células madre adultas no crea ningún conflicto con el credo católico, por estar en sintonía con el respeto a la dignidad de la persona. La Iglesia no duda por tanto de sumergirse en la carrera científica siempre que la salvaguardia de la dignidad humana quede defendida y puesta al seguro. ¿Dónde está, por tanto, la Iglesia "anticientífica"?

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